1*1/1=1
A simple vista podría decirse que el mundo se divide en dos clases de hombres:
- Aquellos que son habilidosos chamuyeros y grandes seductores. Avasallantes. Que te dejan las orejas y los cachetes en llamas (sólo por nombrar dos partes del cuerpo) cuando te cuentan
todo lo que te harían. Esos, que pasan y que dejan la estela de su perfume. O que cuando te miran parece que te desnudaran. Esos. Esos hombres que te hacen pensar:
"Dios, este tipo en la cama debe ser un toro!", y que después, cuando finalmente te acostás con él, termina siendo de
"normal/promedio" para abajo.
- Aquellos que la juegan de callados. Que pasan desapercibidos. Que son mucho más tímidos. Que no alardean de nada ni se jactan. Que no prometen. Esos. Esos hombres con los que parece que te vas a aburrir o que la vas a pasar medianamente pero...
"Mmmh no seeee, quizás le falte un poquito", y después, cuando finalmente te acostás con él, termina siendo un
"Waaaau, oh sorpresa! Mirá lo que se traía éste!".
Cuando, en definitiva, hay una sola clase de hombre. El hombre en la cama es más fácil que la tabla del 1. Basta seguir la fórmula básica:
"Besos en el cuello, lengüita en la oreja, chuponcitos en el pecho, seguir bajando, seguir bajando..." y ya está. Con este básico, yo les garantizo que funcionan.
Todos.
Y que se entienda: en la clasificación de arriba,
el tamaño no tiene nada que ver. De aclarar sobre la importancia (o no) de ESE punto ya se va a encargar Maga en algún post futuro.
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