Over Myself
Las
mujeres se dividen en
dos grupos:
1- las que se
masturban seguido
2- las que
no se masturban seguido
3- las que lo hacen pero dicen que no, que jamás.
Concentremosnos en el grupo
uno, con la esperanza de que al grupo
dos esto le sirva de inspiración. El grupo
tres no cuenta, maduren.
Veamos. Las mujeres que se masturban seguido, tienen mayores posibilidades de
conocer su cuerpo y marcar caminos que convertirán a cualquier amante de ocación en un latin lover experto. Al margen de que esos orgasmos silenciosos son, en sí mismos, disfrutables. Pero, más allá de eso, hablando mal y pronto, una buena paja baja la ansiedad de cualquier mortal, lo cual podría ser beneficioso para tareas tan disímiles como cumplir con la dieta, conciliar el sueño, seguir estudiando para un parcial y demás.
Claro que, para masturbarse, una mujer no necesariamente tiene que recurrir a los mismos
estímulos que los hombres. Por ejemplo, es sabido que lo que más excita a cualquier damisela es una situación bien planteada, un recuerdo muy presente, una secuencia sonora, un leve jadeo en la oreja. Y es ahí donde una puede descubrir ciertos retorcidos deseos ocultos que no admitiría en la ronda de mates familiar.
Convengamos que masturbarse es una actividad que comporta una serie de ventajas aleatorias que van más allá del acto sexual. Sin embargo, de ninguna manera eso reemplaza al
encuentro sexual entre dos o más personas. Así como tener un blog no reemplaza las relaciones mano a mano, perdón, cara a cara.
Hay más, aún ese
muchacho remolón proveniente de buena familia, podría convertirse en una bestia desesperada si le hacemos un relato detallado, durante la cena en un romántico restaurante, de nuestra última experiencia solitaria en la ducha del baño. O, ¿por qué no? la reacreación en vivo, en la cama de un lugar más cómodo.
Chicas, haganlo en sus casas. No daña.
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