Podio: Tres lugares donde NO hacerlo.
Nota:
Este post, es sólo una humilde primer entrega (cuac), o adelanto o parte uno, o... Bueno, se entendió, asique no se apresuren a hacerme notar todos los lugares incómodos que no menciono o los cómodos que me faltan, todo llega, con paciencia y a veces, hasta es múltiple (chan).
En el podio de hoy tenemos: Tres lugares donde NO gar**** (si, si, hacer el amor)
1- LAS ESCALERAS: Más de una película pseudo clase B, erótica o prohibida para menores de 13, tiene una imagen donde los protagonistas en un arranque de pasión se dan de lo lindo en la escalera porque no aguantan ni siquiera hasta llegar arriba. Cualquiera. El que guionó eso, nunca participó de la escena. La escalera es, incómoda. Al que queda abajo, simil recostado, los bordes de los escalones se le clavan en la espalda o en la nuca ocacionando variadas molestias según el peso que soporte en ese momento. Al que queda arriba, el alto de los escalones, le impone todo un desafío a la hora de decidir cómo ubicar las piernas y las rodillas, y las puntas de los pies y... no, definitivamente no.
2- LA MESADA DE LA COCINA: Para mis ratones tamaño extra large en particular, la mesada (de la cocina, baño, comedor o sala, anque bar) tiene toda la onda. POsta. Siempre y cuando el alto de la mesada en cuestión sea paralelo a la altura de donde queda ESA parte del compañero en cuestión. Porque si la mesada es más alta, el pobre se tiene que poner en puntas de pie, mientras nosotras quedamos con media cola apoyada en el aire, tratando de embocar, con el consiguiente dolor de gemelos posterior. Y si es más baja, nuestro buen amigo tendrá que encorvarse arriesgando en vano la salud de su cervical.
3- LA ARENA: condenada sustancia. Los granos de arena, son una pesadilla. Especialmente la arena seca. No hay parte del cuerpo en la que no se puedan inmiscuir. Ojos, nariz, uñas, dedos de los pies, de las manos, ahí, ahí también, sí, ahí también, y ahí. No basta con tomar precauciones y poner una manta, no señor. La muy maldita en un arranque de viento, nos tomará por sorpresa y lo peor no es sacarla después en la ducha de aquellos lugares recónditos en los que decidió hacer escala. No, no. Lo peor, sin dudas, es cuando raspa. Ustedes comprenderán de qué hablo.
PD: porque macho no es el que la pone en cualquier lado, sino el que además sabe optimizar el disfrute del momento (?)
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