sábado, marzo 26, 2005

La primera vez que nos pasa

Puede estar todo perfecto. Puede venir todo genial. Y de pronto, en el momento de concretar, de unir lo cóncavo con lo convexo... se produce un desmoronamiento físico... y también moral. A este primer momento "sorpresa" seguirán algunos intentos infructuosos por revertir la situación, una serie de maniobras al estilo "aquí no ha pasado nada, vos no viste nada, yo tampoco... dale, sigamos", que lo único que lograrán es aumentar aún más la tensión de la situación (mentira que ninguno de los dos se dio cuenta, si es evidente!), hasta que finalmente se abandona la causa y él pronuncia la tan ansiada frase: "Te juro que es la primera vez que me pasa".
Jaaaa! Sí, porque lo primero que hacemos es reírnos por dentro. Puede ser que él sea sincero y que realmente sea la primera vez que le pasa. Pero ¡qué mala leche que tenemos todas, que siempre su primera vez es con nosotras!
En fin... la pregunta sería: ¿qué se hace en esos momentos? Porque, caballeros, convengamos que cuando el amigo no les responde, a ustedes parece venírseles todo su costado estrogénico, ovárico e histérico encima y se convierten en gatas floras peores que nosotras. No hay NADA que les venga bien (y digo "nada" porque si digo "poronga" creo que me meto en otro terreno y no estaría bueno enterarse justo en ese momento que nuestro partenaire es gay o que patea para los dos lados, no? Bueno).
No se los puede tocar, porque piensan que estamos desesperadas por que se les pare (lo cual es en cierto modo, verdadero). No se les puede hablar porque piensan que nos estamos haciendo las psicólogas y se enculan. Si nos quedamos calladas y quietitas, ustedes piensan que no nos importa. Si nos importa y preguntamos, sienten cuestionada su masculinidad. Si sugerimos algo alternativo (como: vamos a bañarnos, durmamos un ratito, miremos una porno, comamos algo...) también se enojan porque están encaprichados en el "yo quería cojer" (claro, y te pensás que yo no!). Si les hacemos mimos intentando mostrar comprensión, ustedes sienten que somos unas densas y que hacemos eso por lastimita...
En fin. Lo ideal para ustedes sería seguramente que nos convirtamos en pizza. O no sé, cualquier otra cosa (¿Viagra?). El tema es que esta situación no es solamente complicada para ustedes, los hombres. Nosotras nos quedamos con toda la calentura acumulada. Con las ganitas ahí. Nos sentimos incómodas, sentimos que sobramos. Que nada de lo que hagamos o digamos va a estar bien. Y encima comenzamos a cargar con el fantasma de "y si esto le empieza a pasar seguido...?" u otro que es aún peor, el de "yo debo haber hecho algo mal, yo no lo caliento".
Por eso convoco a los lectores masculinos de Bendito a que nos cuenten qué es lo mejor que una mujer puede hacer en esos momentos. Y a las lectoras femeninas a que nos cuenten cómo se sintieron en momentos como éstos y si lograron revertirlos con éxito (pasar fórmula).
Por mi parte, creo que lo mejor es: o bien hacer algo alternativo, como nombré más arriba, que suele distraerlos un poco (en general, dormir un rato es lo que mejor funciona), o, si él tiene la onda suficiente, instarlo a que al menos te proporcione un poco de placer. Que te toque, que te bese, que te chupe... y si hacemos las cosas bien, en ese nuevo frenesí a veces se consigue levantar la situación.

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Bendiciendo:

Maga
~Naty~
¨ce_

 

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