Hace poco tiempo, Maga habló en este blog acerca de la previa. Y de más está nombrar las incontables veces que hemos hablado sobre el momento en sí y algunas de sus variantes.
Pues bien, amigos lectores de Bendito, hoy entonces vamos a dedicarnos al momento posterior, es decir "el después de cojer".
Nada de besito rápido en la frente, darse media vuelta, apagar la luz y tardar apenas 3 segundos en comenzar a roncar! En este blog estamos total y absolutamente a favor de reivindicar ese gran momento y hacerlo único y entretenido! ¿Ideas, sugerencias...? Pero cómo no! ¿Qué podemos hacer entonces, después de un buen polvo?

* Para los fumadores, lo primero, principal, vital y fundamental será prenderse un cigarrillo. Creo que junto con el de "después de comer", ésta es una de las dosis de nicotina que más se disfrutan.
* Tomarse una cerveza bien helada. Éste ítem (altamente recomendable sobre todo en época estival) además, previene la deshidratación. Otras variantes: para los abstemios, podría ser una Coca con hielo (vale jugar después con los cubitos!); en invierno, un rico vino tinto; para los de paladar exquisito y alto nivel adquisitivo se sugiere descorchar un champagne (o su variante económica y muy práctica en botellita de 187); y sino siempre se puede recurrir a la vieja y querida botella de agua con la que se puede aprovechar para, por ejemplo, usar un lindo ombligo de "vasito", o traer el sifón y sorprender al acompañante de turno con un chorro espumante a presión aplicado en zona a elección.
* Armar un pic nic en la cama, usando las sábanas de mantel... o los cuerpos de plato, por qué no. La idea es que no se pierda valioso tiempo cocinando platos elaborados, así que apelen al sanguchito, los maníes, las papas fritas de bolsita, o la milanesa que sobró de la noche anterior.
* Variantes con respecto al ítem anterior, utilizando delicias como: chocolate, postrecitos, mousse, helado (en verano, por favor!), torta, miel, frutas, crema chantilly (muy práctica la que viene en aerosol)... o cualquier cosa que imaginen que queda muy rica sobre la piel del otro.
* Charlar: bueno, dicho así parece un punto bastante insulso, pero la realidad es que es a veces en estos ratos donde se dan las conversaciones más interesantes. Recuerden que ya está, que ya pasó el momento de tensión, ya estamos completamente desnudos y relajados frente al otro, entonces... ¿por qué no aprovechar para desnudar un poco el alma también? Es el momento indicado para confesiones, declaraciones, piropos, pedidos, y para echar luz sobre aquellos puntos oscuros que todos tenemos. Después de todo, piensen que (si todo salió bien, antes) el que escucha está medio narcotizado por el sexo y en un estado de semi-enamoramiento que hará que prácticamente nada de lo que digamos asuste u horrorice.
* Hacer payasadas: justamente por lo que veníamos diciendo recién y aprovechando el momento de relax, no hay nada más copado que sacar a relucir la veta humorística y hacer reir al otro. Acá las variantes son infinitas: hacer cosquillas; jugar a la lucha libre al mejor estilo Titanes en el Ring, donde gana punto el que primero ponga de espaldas contra el colchón a su adversario; practicar el paso Dirty Dancing (ése que era broche de oro en la prueba de Feliz Domingo, en donde él la alza a ella tomándola de la cintura y formando una especie de T); una vuelta a caballito en bolas por toda la casa (siempre y cuando no haya gente); imitaciones; etcéteras varios.
* Juegos de rol: donde se puedan inventar situaciones e improvisar en base a ellas. Por ejemplo: recrear el típico levante de boliche (de paso, aprovechás para reconquistarla!); jugar al doctor, al maestro y alumno; a la sirvientita y su amo; al esclavo y su dueña...

En definitiva, y por qué no, aprovechar al máximo todos estos puntos para divertirse, conocerse mejor, desarrollar la confianza mutua, y que de paso puedan servir como disparadores para "volver a empezar". O sea: que el momento posterior, bien pueda ser una buena previa para el segundo.